Museo Judío explora las raíces de Amy Winehouse

La exhibición revela el lado íntimo de la fallecida artista, que pese a estar aquejada de problemas, tenía un enorme talento, dicen familiares

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elsalvador.com

Por AP

2013-07-02 4:50:00

Amy Winehouse pareció llevar una vida bastante pública, pero sus seguidores nunca conocieron a la persona privada.

Una exhibición en el Museo Judío de Londres pretende revelar un lado íntimo de una artista aquejada de problemas que también fue, en palabras de su hermano Alex, “sólo una niña judía del norte de Londres con un enorme talento”.

“Amy Winehouse: Un retrato familiar” reúne objetos de la infancia de la difunta cantante inglesa, de sus años en la escuela y de su corta pero estratosférica carrera musical, desde su primera guitarra hasta un premio Grammy póstumo.

Para cuando murió en el 2011 a los 27 años, Winehouse era una figura épica cuyas batallas con las drogas y el alcohol, documentadas por la prensa alrededor del mundo, a veces parecieron opacar su talento. La exhibición muestra que también era una mujer joven que amaba la música, amaba a Londres y a su familia.

“Es una historia que la gente no conoce sobre Amy, la historia de su familia”, dijo el martes la directora del museo, Abigail Morris. “Uno puede olvidar que detrás del bombo publicitario existe una persona”.

Morris dijo que la muestra era natural para el Museo Judío. Winehouse provenía de una familia judía unida y el museo queda en Camden, el barrio donde la cantante vivió la mayor parte de su vida adulta – donde vio y ofreció conciertos, visitó tiendas de discos de segunda mano y bebió en bares. También es el barrio donde murió por envenenamiento etílico accidental en su casa en julio del 2011.

Montada con la ayuda de Alex Winehouse y su esposa Riva, la exhibición nació cuando la familia Winehouse donó a la institución uno de los vestidos de Amy y se expandió en una celebración de sus raíces judías, de su familia y su ciudad natal.

“Cuanto más hablamos más nos dimos cuenta de que la exhibición no sería de su ropa y sus vestidos”, dijo la curadora Elizabeth Selby, aunque sí se incluyen varios atuendos de la artista, desde el brillante vestido azul que lució en el Festival de Glastonbury en 2008 hasta los pantalones de correr que prefería usar en casa. “Es sobre sus raíces y su vida familiar”.

La exhibición, que estará abierta desde el miércoles hasta el 15 de septiembre, presenta el árbol genealógico de la cantante desde su tatarabuelo, Harris Winehouse, quien llegó a Inglaterra de Bielorrusia en 1890. Como muchos otros inmigrantes del siglo XIX, esperaba llegar a Nueva York, pero terminó quedándose en el East End de Londres.

Hay fotografías y recuerdos del bisabuelo Ben Winehouse, un barbero del East End, y de su abuela Cynthia, una figura glamorosa que una vez salió con el músico de jazz Ronnie Scott y que le enseñó a Amy a leer las cartas del Tarot. La cantante llegó a hacerse muchos tatuajes, entre ellos uno de su querida abuela.

El clan Winehouse eventualmente se mudó del East End a un suburbio de Londres donde el taxista amante del jazz Mitch y la farmaceuta Janis tuvieron a Amy en 1983.

“No éramos religiosos, pero sí tradicionalistas”, dijo el hermano mayor de la cantante, Alex Winehouse. “Mientras otras familias iban a la playa en un día soleado, nosotros siempre íbamos al East End”.

A lo largo de la exposición pueden leerse leyendas escritas por Alex Winehouse sobre su exigente pero amorosa hermana, a quien recordó en una entrevista reciente con el diario Observer como “irritante, frustrante, un dolor de cabeza. Pero también era increíblemente generosa, muy cariñosa”.

Las leyendas acompañan fotos de infancia de Amy, su uniforme escolar, sus libros de Dr. Seuss y de historietas de Snoopy, a quien adoraba de pequeña.

Los visitantes se enterarán que como una adulta joven Winehouse leyó a Charles Bukowski y a Fyodor Dostoyevsky, era aficionada al Sudoku y coleccionaba pulseras, pases de entre bambalinas y boletos de espectáculos que daba o a los que asistía.

También hay fragmentos – hoy conmovedores – del ensayo que escribió como parte de su solicitud de ingreso a la Escuela de Teatro de Sylvia Young, a la que fue de jovencita. “Quiero que me recuerden como una actriz, como una cantante”, escribió, y agregó que también quería “cantar en una clase sin que me manden a callar”.

Winehouse se ganó el aplauso de la crítica con su primer álbum con tintes de jazz, “Frank”, de 2003, y se convirtió en una estrella internacional tres años después con “Back to Black”, una fusión de soul, jazz y pop de los 60 con una sensibilidad del siglo XXI.

La exhibición incluye álbumes de la colección de Winehouse que revelan un ecléctico gusto musical influenciado por su familia: desde Frank Sinatra, cuyas canciones su padre le cantaba, hasta Thelonious Monk y otros artistas que escuchó de su hermano, también amante del jazz.

Entre los artículos más reveladores hay una lista de canciones favoritas, escrita a mano por Amy de niña, que incluye temas de Ella Fitzgerald, Ray Charles y los Platters a Pearl Jam y los Ben Folds Five.

La nota de su hermano dice que esas canciones siguieron siendo sus favoritas hasta el final de su vida. Una de ellas, “So Far Away” de Carole King, se tocó en su funeral.

Selby dijo que espera que los visitantes salgan de la exhibición con una idea de Amy mucho más profunda de la que la prensa les presentó.