Como en el cuento infantil e universal del patito feo, las mariposas antes de llegar a ser esos insectos de vivos colores han sido larvas (parecidas en su forma a los gusanos) que pasan por un proceso de transformación.
“Me impresiona la metamorfosis de estos insectos, de algo feo sale algo bello”, comentó Pablo Villegas, encargado del mariposario municipal de Tecoluca, San Vicente.
Según Villegas, la transformación comienza con los huevos que la mariposa deja en la planta conocida como “hospedara”, la cual es distinta para cada especie.
Luego estos se convierten en larva y permanecen así entre siete y 10 días.
A continuación se convierte en una oruga y la pupa, si es un ejemplar nocturno, o crisálida para el caso de las especies diurnas.
En el último paso se transforma en una colorida mariposa. El promedio de vida es de cuatro a seis semanas.
“He aprendido a apreciar la vida porque no somos eternos”, expresó Villegas, quien además explicó que el propósito principal del mariposario es la educación y la sensibilización ambiental.
“Se trata de inculcar el respeto por la naturaleza a los turistas y en especial a los niños que nos visitan”. Además se busca cambiar algunos mitos sobre las mariposas. “La gente cree que las mariposas oscuras son de mala suerte o que si tocan una mariposa y se frotan los ojos pueden quedar ciegos”, describió Villegas.
En el zoocriadero se observan los ejemplares y los visitantes también pueden apreciar en la sala de interpretación el proceso de transformación de estos insectos.
El mariposario se encuentra dentro del Parque Ecoturístico Tehuacán, abierto al público desde el año 2009.
Es un área natural protegida de 78 manzanas, en el municipio de Tecoluca, San Vicente. En el pasado esta fue una hacienda donde se cultivaba añil.