Papa Francisco cumple 100 días de pontificado

b Su popularidad continúa atrayendo a miles de personas a cada acto que preside. Han trascendido sus muestras de humildad

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elsalvador.com

Por Nombre tendencias@eldiariodehoy.com

2013-06-19 8:00:00

El papa Francisco cumple hoy sus primeros 100 días en ese cargo, periodo en el que se ha ganado a los fieles, que ven en él un pontífice humilde y “al servicio de los más” y en el que está trazando las líneas de su pontificado, entre cuyos retos está la reforma de la curia romana.

La popularidad de Francisco continúa atrayendo a miles de personas a cada acto que preside, tal y como volvió a demostrar durante la audiencia general de los miércoles que tradicionalmente celebra en la plaza de San Pedro.

El abrasador calor que estos días cae sobre la plaza cuya columnata de Bernini, a los pies de la Basílica de San Pedro y epicentro del mundo católico, no frena la llegada de fieles, turistas y curiosos, deseosos de ver y si es posible tocar y hablar con el papa argentino.

Miles de personas que jalean, ovacionan y aplauden cada una de las palabras que pronuncia el pontífice, como el miércoles, cuando el público rompió en aplausos cuando Francisco exhortó a los fieles de todo el mundo a permanecer unidos porque, “¿cómo vamos a estar unidos todos los cristianos si no somos capaces de permanecer unidos entre católicos, tanto en familia como en sociedad?”.

El Vaticano sostiene que la plaza de San Pedro del Vaticano está preparada para acoger a 150 mil personas, de ellas 40 mil sentadas, cifra que se ha superado en la mayoría de los actos públicos que el papa ha celebrado.

Fuentes oficiales vaticana aseguraron a Efe que entre las tres últimas audiencias, entre mayo y junio, el número de fieles que la columnata de Bernini acogió rondó los 300 mil, siendo la audiencia general del 12 de junio la más multitudinaria, con la participación de cerca de 120 mil personas

El pasado 13 de marzo, en el segundo cónclave del tercer milenio fue elegido sucesor de Benedicto XVI el argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, un jesuita con corazón franciscano, que nada más presentarse a los fieles mostró al mundo que quiere ser un papa “al servicio de los demás” y que sueña con una iglesia “pobre y para los pobres”.

Lo primero que ha hecho es desprenderse de oropeles. Calza zapatos negros y no los rojos papales, no duda en besar y abrazar a quienes se le acercan y se aloja en una residencia del Vaticano junto con obispos y sacerdotes y no en el palacio apostólico.

Francisco quita importancia y dice que el apartamento papal no es tan lujoso y que él vive en la residencia de Santa Marta porque necesita estar entre la gente, “porque no puedo estar solo”.

Pero también reconoce que tiene en cuenta los tiempos que vive el mundo, “en los que se habla de tanta pobreza”. “La pobreza es un escándalo. En el mundo, donde hay tanta riqueza, tantos recursos para dar de comer a todos no se puede entender como hay tantos niños hambrientos, sin educación, tan pobres”, afirmó recientemente.

El fin de la política

En una carta enviada al primer ministro británico, David Cameron, con motivo del reciente G-8, afirmó que el fin de la economía y de la política es servir a los hombres, empezando por los más débiles, y que el dinero “debe servir y no gobernar”.

El papa Francisco, en la misma línea que Benedicto XVI, asegura que todas las acciones económicas deben tener en el centro al hombre, “que no es un factor económico más o un bien desechable, sino que tiene una naturaleza y una dignidad que no se puede reducir a simples cálculos económicos”.

El papa ha denunciado que en el mundo no manda el hombre, sino el dinero y que aunque la crisis es profunda sigue dominando una economía y una finanza carente de ética.

Aunque suave en las formas, el pontífice no duda en usar frases fuertes para denunciar las injusticias y ha señalado que la comida que se tira a la basura “es el alimento que se roba al pobre, al que pasa hambre”.

Su magisterio es, según coinciden los observadores vaticanos, sencillo, el de un sacerdote de pueblo, directo.

Él lo sabe y usa frases simples. Bergoglio pretende una Iglesia más cercana a los fieles y no ha dudado desde el primer momento en pedir a los sacerdotes que no sean burócratas y salgan a las periferias a mostrar el Evangelio.—EFE/EDH