Cazador de tornados, una profesión de veteranos cada vez más amateurs

En las últimas semanas hubo varios cazadores que murieron buscando aventura. El tornado de Oklahoma atrajo a multitud de buscadores.

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elsalvador.com

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2013-06-09 8:00:00

La muerte de tres cazadores de tornados la semana pasada mientras perseguían una tormenta en Oklahoma (EE.UU.) ha reavivado el interés público por esta temeraria profesión, antaño reservada a unos pocos veteranos y que en los últimos años se ha abierto a curiosos y amateurs.

Tim Samaras, de 55 años y uno de los decanos de la profesión, falleció junto a su hijo Paul, de 24, y su colega Carl Young, de 45, cuando el tornado del que creían haber previsto la ruta viró bruscamente hacia la carretera por la que los tres circulaban a bordo de un Chevrolet Cobalt, y quedaron atrapados por la tempestad.

“Los tres eran amigos míos. El jueves asistí a su funeral”, explicó Jeff Piotrowski, cazador de tormentas desde hace más de treinta años.

“Durante los últimos años se ha producido una banalización de los tornados, lo que ha llevado a muchos curiosos sin preparación a acercarse a las tormentas y poner en peligro su vida y la de terceros”, admitió.

Aunque no está probado que influyese en el accidente de Samaras y su equipo, el tornado de Oklahoma atrajo a multitud de cazadores de tornados amateurs, lo que, según testigos visuales, convirtió los caminos y carreteras de la región en verdaderos embudos de tráfico.

Estos “curiosos”, al igual que los veteranos, acuden al lugar donde está previsto que rompa una tormenta para tomar fotografías, medir la intensidad del viento y otras variables o sencillamente vivir una experiencia al límite, pero sin apenas conocimientos de cómo deben actuar ni de qué prevenciones deben tomar.

“Recientemente ocurrió algo impensable hace unos años”, indicó otro experimentado cazador de tornados, Warren Faidley, popular periodista y perseguidor de tormentas desde hace dos décadas: “un niño tomó una fotografía de un tornado con su teléfono móvil y la mandó a sus amigos con el texto ‘Mirad, estoy en un tornado!’. Para cuando éstos le respondieron, había muerto”.

Los tornados son fenómenos naturales de una fuerza imprevisible, lo que hace temer hasta a los “cazadores” más experimentados: “Claro que paso miedo a veces”, concluyó Faidley. —EFE