La lucha contra los carbohidratos, una guerra perdida

No son enemigos de la buena salud y la belleza. Por el contrario, este tipo de alimentos son cruciales para recargar las baterías que el organismo necesita a diario

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elsalvador.com

Por Texto: Rosemarié Mixco Fotos: Internet / MedlinePlus

2013-06-29 8:00:00

Trato de no comer carbohidratos, porque eso es lo que engorda”, afirma Teresa a cuanta persona se cruza por su camino. Ella está convencida de hacer lo correcto, desde que leyó en Internet que su ídolo, Rihanna, no come harinas para evitar que su retaguardia crezca.

La madre soltera que ronda los 40 años, conoce muy bien la dieta que el cardiólogo estadounidense Robert C. Atkins popularizó en la década del 70, que sustituye los carbohidratos con proteínas. También admira a famosas como Catherine Zeta Jones y Gwyneth Paltrow que renunciaron a consumirlos.

Sin embargo, Teresa suele padecer de dolores de cabeza, agotamiento, mareos y taquicardia. En el gimnasio se cansa más rápido que sus compañeras de “spinning” y suele desanimarse al notar que es casi imposible crear más resistencia. Hay días donde solo desea tirarse en la cama y dormir, dormir, dormir.

Como ella, millares en el mundo han declarado la guerra a los carbohidratos sin saber que están privándose de una de las fuentes de energía más importantes para el organismo. Aunque , el sacrificio lo vale, porque gracias a esas dietas bajas en estos macronutrientes su figura es envidiable. Pero a un alto costo.

Y si bien, hay especialistas a favor de las dietas bajas en carbohidratos, también hay otro grupo que defiende la ingesta de este grupo de alimentos. Entonces, ¿quién tiene la razón?

La médica nutrióloga Mirella de Wollants explica que los carbohidratos son la fuente de energía ideal para la mayoría de funciones del organismo. “El cerebro, por ejemplo, depende exclusivamente de los carbohidratos…”, dijo.

A esto agrega que la totalidad de los alimentos que consume el ser humano están compuestos por carbohidratos en alguna medida. Por ejemplo, la manzana, la papa, los frijoles, las zanahorias, la pera y los azúcares.

Sí, no solo el pan y las pastas figuran en este grupo de macronutrientes.

De Wollants afirma que los químicos los dividen en dos categorías: simples y complejos. ” Los simples son los contenidos en alto porcentaje en el azúcar común de mesa; y ejemplo de carbohidratos complejos son los que se encuentran en una fruta”, detalla.

Luego subraya que las personas deben consumir entre 50 a 60 % de carbohidratos al día.

Para esta especialista, las dietas como la que popularizó el Dr. Atkins, no son recomendadas, porque desestabilizan la armonía que debe existir entre todos los grupos alimenticios: carbohidratos, proteínas y grasas. Y esta descompensación redunda en factores de riesgo que favorecen una variedad de enfermedades.

La BBC ha publicado una diversidad de artículos que refieren a los estragos causados por el bajo consumo de carbohidratos.

El 26 de junio de 2012, el sitio digital de la BBC publicó que “para conocer el impacto en la salud cardiovascular de estos regímenes (alimenticios) la profesora Pagona Lagiou y su equipo de la Escuela Médica de la Universidad de Atenas, Grecia y la Escuela de Salud Pública de Harvard, EE. UU., reclutaron a 43,396 mujeres en Suecia de entre 30 y 49 años y las monitorearon por 15 años”.

El resultado de dicho estudio reveló que la población sujeta a dietas ricas en proteínas y bajas en carbohidratos mostraron en promedio 28 % más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como infartos y derrames.

En la publicación se destacó que al respecto del estudio, “los doctores Anna Floegel del Instituto Alemán de Nutrición Humana y Tobias Pischon del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular en Alemania afirmaron que los beneficios a corto plazo de estas dietas parecen irrelevantes frente a la creciente evidencia de una más alta morbilidad y mortalidad por enfermedades cardiovasculares a largo plazo”.

Teresa se impresionó al conocer de este estudio y de inmediato relacionó sus dolores de cabeza, el constante agotamiento y la taquicardia a posibles problemas originados por una desestabilización alimenticia.

Preocupada confesó que al consumir menos harina y azúcar bajaba rápido de peso, eso la ilusionó, debido a que la presión social sobre las mujeres exige verse bien para ser aceptadas en casi todos los círculos sociales.

“El problema es que quería rebajar lo más rápido posible y creo que ese fue mi error”, expresó. La buena noticia para Teresa y esos millares de personas en el mundo preocupados por verse bien es que pueden lucir fabulosos, estando sanos y comiendo de todo.

Rebajar puede ser una de las mejores inversiones si se aprende a comer de forma adecuada, pero también eliminando el sedentarismo. Ese es el método más efectivo.

La nutricionista Aracely Villamariona, también está a favor de las dietas balanceadas y sugiere, al igual que de Wollants, tener mucho cuidado con las súper dietas.

Villamariona explica que si los carbohidratos faltan en el organismo el cuerpo empieza a utilizar las proteínas y grasas como fuente de energía, provocando desequilibrios al metabolismo. “Así tenemos el caso de cuando las grasas se utilizan como fuente principal de energía, provocando la formación de cuerpos cetónicos que pueden llevar a una cetoacidosis diabética”, expresa.

Pero, ¿qué son cuerpos cetónicos? En el sitio web (fundaciondiabetes.org) define como “productos de desecho de las grasas que aparecen cuando el cuerpo utiliza las grasas en lugar de los azúcares para generar energía”. Luego se aclara que “en una persona con diabetes se producen cuando no hay suficiente insulina para meter la glucosa dentro de las células. Las células creerán entonces que no hay azúcar y utilizarán las grasas como fuente de energía”.

Asimismo, se indica que “cuando una persona sin diabetes está en ayunas durante muchas horas o está vomitando mucho, también se pueden producir cetonas. En este caso se producen por falta de glucosa. Al faltar el azúcar las células quemarán las grasas para obtener la energía que necesitan”.

Ahora bien, qué pasa cuando se rebasa el uso los carbohidratos, llámese frutas, vegetales, harinas, legumbres, pastas o azúcares.

“El abuso provoca que estos se almacenen como grasas en el tejido adiposo, llevándonos a un aumento de peso. Una dieta alta en carbohidratos se relaciona con la tendencia a desarrollar sobrepeso y obesidad, ya que se consumen más calorías de las que el cuerpo consume diariamente. Y la obesidad es un factor de riesgo para muchas enfermedades”, describe Villamariona.

Ni poco, ni mucho. Lo mejor es ponerse en manos de un especialista y adquirir buenos hábitos alimenticios que incorporen tanto carbohidratos, como grasas y proteínas, en la justa medida según nuestro estilo de vida.

Ahora bien, qué hacer para darnos un gustito de cuando en vez sin perjudicar nuestro peso ideal. Bueno, los especialistas recomiendan preferir las porciones reducidas de esos postres que nos hacen pecar o decidirse por los postres bajos en calorías que algunos restaurantes incluyen en su menú.

Si la idea es prepararlos en casa, Villamariona recomienda preferir el uso del aceite de oliva a la manteca o mantequilla.

Utilizar harinas integrales, como aporte de carbohidratos complejos. Reemplazar la crema agria por un yogurt y evitar el glaseado.

Es importante saber que entre los carbohidratos simples y complejos, es preferible inclinarse por los segundos. ¿Por qué?

Villamariona explica que a estos el cuerpo los descompone rápidamente y lo convierte en glucosa, resultando en más energía de la que necesitamos y llevándonos a un aumento de peso y un incremento en los niveles de insulina. Los complejos provocan el efecto contrario.

Como no se descomponen tan rápido no producen exceso de glucosa ni aumentan desmesuradamente los niveles de insulina, por lo que son buenísimos para la salud, contienen fibra y fitoquímicos que ayudan a prevenir enfermedades.