El ejercicio mental y las funciones del cerebro

Los estudios aportaron resultados contradictorios, el equipo no identificó efecto alguno en la memoria pero el ejercicio mental contribuyó a mejorar la "función ejecutiva"

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elsalvador.com

Por REUTERS tendencias@eldiariodehoy.com

2013-04-22 12:00:00

Una revisión de los mejores estudios sobre las intervenciones para prevenir el deterioro cognitivo demuestra que una sola, el ejercicio mental, tiene efectos positivos comprobados.

Los resultados obtenidos con distintos fármacos, suplementos y actividades aún no prueban que los programas de entrenamiento cerebral que mejorarían la función cognitiva también mejorarían la vida cotidiana o reducirían el riesgo de desarrollar demencia.

“Sólo sabemos que permitirán rendir mejor en ciertas pruebas (cognitivas). Queda por ver si eso retrasa la aparición de la demencia”, dijo el autor principal, doctor Raza Naqvi, de la Universidad de Toronto.

El equipo publica en Canadian Medical Association Journal que un 25 % de los mayores de 70 padece un deterioro cognitivo leve y que, quizás, el 10 % de ellos desarrolla demencia grave cada año.

“La mayoría de los médicos sienten que ninguna intervención disponibles cuenta con un respaldo sólido, si no, estaríamos todos promocionándola”, sostuvo Naqvi.

Con su equipo reunió los resultados de todos los ensayos clínicos controlados, que pudieron encontrar sobre el funcionamiento cognitivo de adultos tratados versus adultos sin tratar.

Los participantes tenían 65 años o más y carecían de deterioro cognitivo al inicio del experimento.

La mayoría de los fármacos, la terapia hormonal (en hombres y mujeres), las vitaminas y los suplementos, como ginkgo y los omega 3, no mostró beneficio alguno.

La mayoría de los estudios sobre la terapia con estrógeno en las mujeres reveló un mayor deterioro cognitivo en las usuarias de las hormonas.

Un estudio sobre donepezil (Aricept), que está aprobado para retrasar el avance de la demencia, identificó una mejoría en la capacidad de los usuarios de recordar hechos, pero los ensayos con otros fármacos no mostraron efecto positivo alguno.

“Hasta ahora, ningún medicamento o terapia farmacológica cuenta con evidencia que respalde su uso -dijo Naqvi-. Pero no quiero que esto desaliente a los investigadores.”

Los estudios sobre la actividad física aportaron resultados contradictorios; uno de los tres ensayos que revisó el equipo no identificó efecto alguno en la memoria, pero sí una mejoría del proceso llamado “función ejecutiva”.

Otro de esos estudios halló sólo algunos beneficios para la memoria, mientras que el tercero no detectó variación alguna en el rendimiento en los tests cognitivos de los participantes entrenados.

Sólo el entrenamiento mental, del que se ocuparon tres estudios revisados, aportó un efecto positivo consistente en las evaluaciones. Uno de los estudio incluyó más de 2.800 personas preparadas con uno de tres programas de entrenamiento mental orientado a mejorar la memoria, el razonamiento o la velocidad de procesamiento.

A los dos años, los participantes que habían realizado ejercicios mentales seguían rindiendo mejor en las distintas tareas cognitivas que los que no habían sido entrenados.