Carlos Cañas: El hombre que cambió la pintura en El Salvador

Cualquiera podría decir que el maestro Carlos Cañas murió y que todo acabó, cuando en realidad, su trabajo artístico acaba de despertar su inmortalidad

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elsalvador.com

Por Diandra Mejía Tomás Andréu escena@eldiariodehoy.com

2013-04-15 8:00:00

Carlos Cañas, Premio Nacional de Cultura 2012, precursor del arte abstracto y dueño de una personalidad artística única ha partido. A sus 88 años vio con satisfacción el fruto de todo su trabajo y el legado que dejó en las artes plásticas del país.

Su recuerdo estará presente en sus obras y en aquellos que compartieron con él gratos momentos; pero sobre todo quedará en el trabajo de sus alumnos quienes se encargarán de postergar su nombre.

Para Augusto Crespín, artista plástico y coordinador del Salón del Dibujo, Carlos Cañas regresó de España con ideas innovadoras que cambiaron el rumbo del arte.

“Él venía con ideas avanzadas, porque la pintura en El Salvador siempre ha sido conservadora, era el artista más atrevido en aquella época y eso es lo que hace ser un referente para los artistas jóvenes”, mencionó Crespín.

“Lo interesante de Carlos Cañas fue proponer cosas nuevas como el cubismo , expresionismo”, agregó.

Crespín también mencionó que tuvo el privilegio de coincidir con Cañas, ya que uno de los salones de dibujo fue dedicado a él con el objetivo de fomentar está técnica en los artistas más jóvenes.

El pintor Mauricio Mejía, por su parte, menciona que las artes visuales de este país han sido privilegiadas con la presencia de grandes maestros y que ahora se finaliza un capítulo importante con la ausencia de Carlos Cañas.

“Con su ausencia se cierran puertas por todo lo que él generó, él es una parte vital para un proceso del arte en El Salvador, él era un giro total, yo después lo entendí. Lo lamentable es la partida de estos maestros, no sentimos que se les valora aunque se le dio un gran reconocimiento, pero de verdad siempre en las artes visuales nos damos cuenta que hay una gran deuda de la sociedad y del gobierno de un verdadero reconocimiento en vida”, expresó el pintor.

También Geovanni Gil, uno de los artistas más cercanos al maestro Cañas y jefe del departamento de grabado del Centro Nacional de Artes (Cenar), recuerda con mucho cariño y aprecio los mejores momentos que pasó junto a este artista.

“Yo tengo muchos recuerdos fascinantes de don Carlos, desde su carácter que se imponía y seguro de cada cosa. Carlos Cañas nunca fue mi maestro, pero si fue mi mentor, yo me debo a las artes gracias a él”, puntualizó Gil.

“En la época que estuvo en el Cenar fuimos buenos amigos, él se fue muy feliz, para mí es un padre, es muy especial, todo un monstruo en el arte y cultura en el país. Parecía ególatra cuando decía que « era la piedra que sostenía todos los pintores de este país», pero sin la presencia de Carlos Cañas en la Cultura Salvadoreña no existiéramos muchos de los que estamos ahora”, añadió.

Otros grandes y reconocidos artistas del país también lamentan su partida y hacen mención a sus anécdotas más cercanas con este pintor.

Fernando Llort, es uno de ellos, para este artista Cañas fue un maestro de grandes generaciones. “Hemos perdido a uno de los valores más grandes que ha tenido El Salvador”, expresó.

“Cuando él estaba allá en La Palma en su curso de grabado, yo le llevaba su botella de whisky o de vino y él pasaba muy contento inspirándose”, añade Llort.

Además María José Llort, directora de la Fundación Llort menciona: “Don Carlos Cañas siempre ha sido muy importante en la historia de la pintura de El Salvador. Es una gran pérdida su fallecimiento, es muy triste”.

No podía faltar la opinión de Marta Eugenia Valle quien formó parte del jurado que lo nominó Premio Nacional de Cultura 2012.

“Realmente esto me permitió estar más cerca de su obra y de tener una reflexión de su legado para el país. Fue un artista integral y tuvo la capacidad de interpretar y captar la época en su obra y eso es muy difícil hacerlo. Él es el primer pintor que introduce el cubismo en El Salvador y luego compromete su ideal con la historia del país”, dijo Valle.

Cañas y su obra

Una de las obras más representativas de Cañas sin duda es ” El Sumpul”, el cual es un homenaje a las víctimas de la masacre en 1980. Esta pintura fue catalogada como un ícono en el arte.

En el desarrollo de su carrera pictórica, Cañas retomó una variedad de estilos e influencias, las cuales fueron retratadas en obras con matices precolombinos, y principalmente en el arte abstracto de los años 1960 tras su retorno de Europa.

Su obra contiene una temática política, y una etapa colorida entre las que destaca el mural del plafón de la Gran Sala del Teatro Nacional.

Roberto Galicia, director del Museo de Arte (Marte) en una publicación para El Diario de Hoy mencionó que “más allá de El Sumpul y de su hondo significado en la historia del país, la obra del Maestro es vasta”.

Galicia destacó en dicho texto que “de esta colección el Marte exhibió, en 2004, una amplia selección de su obra sobre papel. Dicha muestra, curada por Bélgica Rodríguez, historiadora y crítica de arte venezolana, quedó registrada en un importante catálogo que deja en evidencia, una vez más, su innegable talento y compromiso social”.

Carlos Cañas nació en 1924, estudió en la Escuela Nacional de Artes Gráficas. Se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (España). Es Premio Artes Gráficas. Fue reconocido por la Asamblea Legislativa. Cañas además recibió la Orden de las Artes y las Letras (Francia, 1990) y también la Orden Nacional José Matías Delgado

En 2001 recibió la Orden de Isabel la Católica y en 2009 fue galardonado con la Cruz de Santiago de la Embajada de España en El Salvador. En 2012 fue reconocido como Premio Nacional de Cultura.

Al preguntarle quien era él en una de las entrevistas sostenidas con este rotativo, Cañas se describió como una persona solitaria.

“La soledad es un mal natural en mí. Siempre he vivido solo. Me gusta estar solo. Soy el que vive en soledad eterna, pero buscando que esta soledad se desarrolle en creatividad… Es el oficio de pintar en el que deposito todas mis soledades. Yo nunca pinté para ganar premios, riquezas. La pintura ha sido mi modo de trabajo y tenía que producir. Pinté para vivir. Yo nunca tuve creencias derrotistas. Siempre me creí muy alto, elevado. Nunca pensé qué hace un pintor grande para los demás, sino qué puedo hacer para mí mismo, para sentirme gozoso de la pintura”, afirmó el maestro.