Grandes Clásicas de la tradición cristiana

Aunque cada vez es más difícil encontrarlas en la programación televisiva, las grandes épicas jamás pasan de moda y representan verdaderos tesoros del séptimo arte

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Jhoel Díaz @jhoel_diaz

2013-03-25 7:00:00

Muchos años han pasado desde que las grandes películas de la fe cristiana se extinguieron. Aunque la industria del cine y sus recursos tecnológicos han evolucionado, aquellas épicas de excelente producción se quedaron muy atrás en el Siglo XX, con obras que no solo apantallaron por sus derroches artísticos y buenas actuaciones, sino porque tocaron la sensibilidad y la fe de miles, con una versión melodramática y muchas veces glamorosa y americanizada de los relatos bíblicos.

La Semana Santa es la motivación ideal para recordar estos importantes filmes y los detalles que las hicieron simplemente únicas.

“El manto sagrado” (The Robe) fue nominada a cinco Óscar de la Academia en 1954, de los cuales ganó dos como mejor dirección de arte y diseño de vestuario, por lo que es toda una joya visual.

Dirigida por Henry Koster (1905-1988) y protagonizada por el legendario Richard Burton (1925-1984), es la historia ficticia de Cayo Marcelo, un tribuno romano que es enviado a Jerusalén, donde tiene el deber de ejecutar a tres hombres, uno de ellos Jesucristo, personaje que nunca muestra su rostro en la película, y que fue interpretado por un actor de bajo perfil llamado Donald C. Klune (1929-1903).

La historia en realidad fue una novela del escritor estadounidense Lloyd Cassel Douglas (1877-1951).

Aunque pocos lo saben, también “Los diez mandamientos” (1956), protagonizada por Charlton Heston (1923-2008) y con la historia de Moisés y su escape de Egipto, también inspiró sus imágenes y situaciones en dos novelas americanas: “Pillar of Fire” de J. H. Ingraham, y “Prince of Egypt” de Dorothy Clarke Wilson, así como en “On Eagle’s Wing” del reverendo inglés A. E. Southon y en pasajes bíblicos.

La cinta compitió por siete Óscar en 1957, entre ellos el de mejor película, pero solo ganó la estatuilla a los mejores efectos visuales, para John P. Fulton, que incluyeron la impresionante apertura del mar rojo. Fue la última cinta de Cecil B. DeMille (1881-1959) y la segunda versión de otro filme del cine mudo que él mismo hizo en 1923.

En 1927, DeMille también presentó una película muda sobre la vida y crucifixión de Jesús, llamada “Rey de Reyes”, pero este título es más recordado por la cinta en technicolor que el director Nicholas Ray estrenó en 1961, con el actor Jeffrey Hunter en el papel de Jesucristo.

Aunque la producción fue estadounidense, la película fue rodada completamente en España y contó con la colaboración de equipo técnico local y con actores latinos, como el mexicano Rubén Rojo, como Mateo, y la actriz española Carmen Sevilla en el papel de María Magdalena.

DeMille también fue el realizador de la clásica “Sansón y Dalila” en 1949, que un año después logró dos premios de la Academia al mejor vestuario y mejor dirección de arte por sus maravillosos escenarios, en los que sus protagonistas Victor Mature (1913-1999) y Heidi Lamarr (1913-2000) se convirtieron en una pareja inolvidable.

El relato, una adaptación del libro de Jueces, tendría originalmente en el papel de Sansón al más tarde ganador del Óscar, Burt Lancaster (1913-1994), quien declinó su participación, pero que en 1974 brillaría en otra épica para la televisión, la miniserie “Moisés, el libertador”.

En esta poderosa producción sobre el libertador de Egipto, Lancaster tuvo una destacada actuación e hizo que su hijo William interpretara al joven Moisés sacado de las aguas, decisión que también Charlton Heston había tomado con su hijo Fraser Clarke al hacerlo debutar con su mismo rol en “Los Diez Mandamientos”.

Por otro lado, el actor Charlton Heston brilló en 1959 con “Ben-Hur”, la épica de la fe cristiana más premiada de la historia. En 1960, la producción ganó 11 de los 12 Óscar a los que estaba nominada, incluido el de mejor película, récord que solo han igualado “Titanic” (1997) y “El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey” (2003).

La estatuilla que no obtuvo fue la del mejor guion adaptado para Karl Tunberg, quien arregló para esta cinta de gladiadores una novela homónima de Lew Wallace (1827-1905). Cabe mencionar que ya se habían hecho dos filmes con este título en el cine mudo, en 1907 y 1925.

Desde España

La “madre patria”, también ha tenido sus buenos aciertos en películas épicas de la tradición cristiana, quizá una de las más destacadas “El beso de Judas”, de Rafael Gil, con la historia hipotética de Jesucristo vista desde los zapatos de Judas Iscariote.

Gracias a su calidad, el filme de 1954 obtuvo el premio a la mejor película en el Festival de Venecia, Italia. La cinta tuvo locaciones en Madrid y Murcia (España) así como en la Tierra Santa.

“La vida pública de Jesús” o simplemente “Jesús” (1979) es otro rodaje que llegó a los territorios verdaderos donde Jesucristo habría desarrollado su vida y milagro.

El personaje estelar, encarnado por el actor británico Brian Deacon (1949), sigue llevando su mensaje por el mundo, ya que el filme fue creado en un proyecto evangelístico que le ha permitido traducciones a múltiples idiomas. Según la producción, más de 200 millones de personas han decidido seguir a Jesús tras ver el filme.

La cinta se apega a los pasajes del Evangelio de San Lucas en un lenguaje sencillo y apto incluso para niños.

Otro “Jesús” digno de imaginería fue el interpretado por el también británico Robert Powell en la miniserie para TV “Jesús de Nazaret” (1977). La película sobre la pasión de Cristo sin duda contó con uno de los actores más parecidos a las imágenes que reposan en las iglesias del mundo.

Y aunque no corresponde a las alusiones bíblicas, “Espartaco” (1960), la historia de un esclavo que se convierte en gladiador y lucha por su libertad contra el imperio romano, no puede faltar en esta lista de épicas, especialmente por la gran actuación del actor Kirk Douglas, quien sigue con vida y lucidez a sus 97 años. Valdrá la pena buscar y disfrutar de estas grandes obras.