Feminicidio, estigma del país

En 2012 se registraron menos feminicidios que en 2011, pero subieron los delitos sexuales

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elsalvador.com

Por Hasmed Sermeño Twitter: @hasmedjs

2013-03-25 7:00:00

Dos de los centenares de casos de feminicidio que suceden en El Salvador han puesto nuevamente en evidencia la falta de políticas y la fragilidad legal que afronta el país en cuestiones de género.

El asesinato de Rosa de Chávez, de 57 años, quien fue atropellada por un busero de la ruta 92 en un acto de intolerancia y el crimen pasional perpetuado por Manuel Gutiérrez, quien asesinó a su esposa Lida María de Gutiérrez en su propia casa, son casos mediatizados. Sin embargo, existen muchos otros que por no estar tan expuestos quedan en la oscuridad y hacen cuestionarse a la población sobre los vacíos legales para solventar la situación y erradicar el problema.

“El Salvador tiene que ver estos dos eventos como una oportunidad para replantearse la forma en cómo vienen desarrollándose las relaciones de pareja y generar políticas que protejan a la población”, dijo Silvia Gavidia, siquiatra colombiana, quien asistió al Congreso Centroamericano de Siquiatría realizado la semana pasada en el país.

La Policía Nacional Civil registró 231 asesinatos de mujeres en los primeros siete meses del 2012. En el mismo período de 2011 se contabilizaron 349, lo que indica que existe una disminución de 118 muertes. Sin embargo, las organizaciones de mujeres señalan que aunque los feminicidios han disminuido, las mujeres siguen siendo asesinadas con extrema crueldad, según un informe realizado por la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).

“Para las organizaciones de mujeres esta es una situación preocupante, el grado de violencia y crueldad con que las mujeres están siendo asesinadas, y la impunidad de los casos, ya que los homicidas generalmente nunca son capturados, por lo que demandan al Estado mayor seguridad para las mujeres y la aplicación y cumplimiento de la Ley Especial Integral para una vida libre de violencia para las mujeres, vigente desde el 1 de enero de 2012”, recapitula el informe de Omusa.

Según el registro de Medicina Legal, en enero de 2012 se cometieron más asesinatos de mujeres (75). Junio y noviembre son los meses que menos casos se registraron (14), sumando 329 al final de 2012.

Perfil del feminicidio

“La impulsividad y la intolerancia son el factor común en este tipo de hombres. Un patrón de comportamiento que obedece a una sociedad machista y patriarcal en donde perciben a la mujer como una persona que está bajo sus ordenes”, explicó Gavidia.

“En el caso del busero surge la interrogante de ¿qué sensación le generó a este hombre que una mujer lo desafiara? Es probable que el hecho de ‘desafiar’ su hombría y su machismo lo descompuso de tal manera que la mató”, dijo.

La experta explicó que el perfil de un hombre agresivo y que es capaz de cometer feminicidio trasciende su estrato social y preparación académica. En ese sentido argumentó que en el caso del asesinato de la esposa de Manuel Gutiérrez muy probablemente él tenía problemas crónicos de agresividad y quería ejercer “su puesto gerencial” de ordenar y controlar hasta con su propia familia.

“Probablemente si se hiciera el estudio longitudinal de la vida de Gutiérrez encontraríamos que era un maltratador crónico, en donde era el proveedor económico y eso implicaba que su esposa fuera su esclava, su sometida”, argumentó Gavidia.

Otros factores, como haber sido abusado en su infancia de forma física, emocional, sexual y sicológicamente; el trastorno del control de los impulsos; el trastorno de la personalidad antisocial y el trastorno límite de la personalidad también pueden estar asociados a estos actos impulsivos, aseguró la siquiatra.

Medidas de acción

En el país existen leyes e instituciones que velan por el bienestar físico y emocional de la mujer. La más reciente herramienta es la línea telefónica 126 para denunciar la violencia contra la mujer, que puede ser violencia económica, física, sicológica y emocional, patrimonial, sexual, feminicida y simbólica.

La línea ofrece orientación y consejería por parte de mujeres sicólogas, abogadas y trabajadoras sociales.

La experta en siquiatría y temas de género aplaude estas iniciativas, sin embargo, sugiere que los programas de prevención y promoción también deben incluir a los hombres. “Hay que prevenir la violencia en los hombres haciéndolos géneros sensibles, hay que trabajar a través de cursos de capacitación, enseñarles a expresar la ira de manera diferente y a ser asertivos a controlar los impulsos”, dijo.

Gavidia sugirió que no solamente las ONG de mujeres, “que han hecho un trabajo invaluable de América Latina”, deben ser la parte activa para erradicar el problema. “Cada sector en que se pueda capitalizar esta experiencia tan dolorosa debe servir para replantear y cuestionar las leyes en vista de construir un mejor país”, enfatizó.