Tras 500 años, hallan restos de Ricardo III

El radiocarbono de las costillas indicó que pertenecían a un hombre que había fallecido entre 1455 y 1540.

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Investigadores británicos resolvieron un misterio de siglos. foto edh/AGENCIAS

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2013-02-04 7:00:00

INGLATERRA. Investigadores británicos confirmaron ayer que un esqueleto con el cráneo partido y la columna vertebral torcida que fue hallado bajo un estacionamiento pertenece a Ricardo III, resolviendo un misterio de 500 años sobre el lugar final de descanso del último rey inglés que murió en batalla.

Ricardo III, retratado por William Shakespeare como un tirano deforme que asesinó a dos príncipes –sus sobrinos pequeños– en la Torre de Londres, murió luchando contra el que luego fue su sucesor, Enrique Tudor, en la batalla de Bosworth Field, en el centro de Inglaterra, en 1485.

En uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos, un equipo de la Universidad de Leicester dijo que las pruebas mostraban que el esqueleto hallado el año pasado durante excavaciones en un monasterio medieval bajo un aparcamiento en la ciudad, era en efecto el de Ricardo III.

Después de una presentación académica detallando la vida, las heridas y el físico de Ricardo III, el jefe de los arqueólogos del proyecto, Richard Buckley, anunció su conclusión entre vítores y aplausos.

“La conclusión académica de la Universidad de Leicester es que, más allá de una duda razonable, el individuo exhumado en Greyfriars en septiembre de 2012 es efectivamente Ricardo III, el último rey (de la Casa de) Plantagenet de Inglaterra”, dijo Buckley.

Los académicos aseguraron que el ADN extraído del cuerpo coincidía con el de Michael Ibsen, un fabricante de muebles de Londres nacido en Canadá que según los genealogistas era el descendiente directo de la hermana de Ricardo, Ana de York.

Ricardo, que murió a los 32 años tras dos en el trono, será sepultado en la Catedral de Leicester.

La tumba de Ricardo, perdida después de que Enrique VIII ordenara la disolución de los monasterios, fue tan esquiva como su reputación. El Palacio de Buckingham declinó realizar comentarios sobre la importancia del descubrimiento. —REUTERS