Manuel Enrique Araujo el presidente mártir

Hoy, hace 100 años, el ilustre personaje murió tras ser atacado, en la actual Plaza Barrios

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elsalvador.com

Por Diandra Mejía Twitter@Diandra_Mejia

2013-02-08 7:00:00

Un machetazo en la cabeza bastó para que hace 100 años el expresidente de la República Dr. Manuel Enrique Araujo falleciera.

El 4 de febrero de 1913, durante un concierto dirigido por el gran maestro don José Ferrer en la actual Plaza Barrios, Araujo fue víctima de tres hombres de apariencia campesina que se le abalanzaron y le provocaron varias heridas de gravedad.

Virgilio Mulatillo, Fabián Graciano, Fermín Pérez y Fernando Carmona fueron los autores materiales del crimen, pero estos hombres formaron parte de un plan que aún sigue sin esclarecerse.

Según investigación del arquitecto Carlos Hernández Preza, bisnieto de quien fue chofer del Dr. Araujo, Cupertino Chiliseo (de orígenes italianos), desde el viernes 31 de enero de 1913 a las 4:00 de la tarde, los cuatro delincuentes llegaron a San Salvador en un tren, con la orden de asesinar al entonces presidente.

La investigación narra que a estos campesinos les pidieron que el sábado 1 de febrero se fueran al parque Bolívar (hoy Plaza Barrios), a la hora del concierto, para que conocieran al presidente, quien acostumbraba asistir a dichas actividades. Al día siguiente, les entregaron revólveres calibre 38 de color azul y el 4 de ese mismo mes consumaron el hecho. Lo atacaron a balazos y machetazos.

El Dr. Araujo murió el 9 de febrero luego de debatirse entre la vida y la muerte por varios días, después de haber sido operado en el Hospital Rosales. Falleció víctima de una infección severa.

En la revista judicial de la Corte Suprema de Justicia de 1913, se comenta que ese día se decretó duelo nacional y que muchos negocios cerraron para dar paso al cortejo fúnebre del Dr. Araujo.

Los restos del expresidente fueron velados en la Capilla Ardiente del Salón Azul y luego en la catedral, siendo el obispo en ese entonces Antonio Adolfo Pérez y Aguilar.

Un armón de artillería fue colocado en el féretro como parte del cortejo que partía desde la Catedral hasta el actual Cementerio de los Ilustres.

El Dr. Araujo fue un hombre muy distinguido. Su familia formaba parte de la élite exportadora de café.

Se graduó con honores de medicina de la Universidad de El Salvador y continuó sus estudios en Francia y Austria. Es considerado pionero de la medicina en el país.