La Fesfut actual, bajo la dirección de Jorge Rajo y Hugo Carrillo, ha fallado en prácticamente todos sus procesos eliminatorios con selecciones nacionales, entre 2014 y hasta el año actual. Hemos visto caídas tras caídas a nivel mayor, fútbol playa, sala, femenino, categorías menores… y si bien no todo es su culpa, hay dos factores que claramente sí están de su lado, y lo han hecho mal: credibilidad y gestión.
Vienen de la mano. Como los actuales federativos gozan de poca credibilidad frente a la empresa privada, tuvo que aparecer en 2014 un movimiento desde la ciudadanía, como Proyecto Azul y Blanco, para lograr algunos fondos económicos. Y con eso se logró, por ejemplo, traer al técnico colombiano Eduardo Lara. Pero luego, ante la pobreza de gestión, esa credibilidad comenzó a disminuir, los patrocinios se alejaron, los empresarios también y los colores nacionales, en cuanto a fútbol, se vinieron aun más abajo.
Selección de El Salvador posa con la medalla de bronce conseguida en los Juegos Centroamericanos Managua 2017. ¿Por qué no gestionar más fogueos para este grupo, que va a Barranquilla 2018?
Foto EDH
El máximo síntoma de esta enfermedad que carcome nuestro fútbol ha sido, en los últimos tiempos, ver cómo la misma afición salvadoreña en Estados Unidos ya se hartó, y ha decidido no apoyar partidos amistosos en suelo norteamericano, con un mensaje claro: quieren cambios en la Fesfut. Quieren renuncias. Y si no es así, quieren cambios en las próximas elecciones.
Es momento, señores delegados del fútbol salvadoreño, de abrirle la puerta a personas que tengan mejor credibilidad y capacidad de gestión.
Tienen que llegar a la Fesfut personas que sí consigan amistosos para las distintas selecciones (en esta fecha FIFA va a jugar casi todo mundo en Concacaf, menos la Selecta).
Que lleguen personas con esa credibilidad que hace falta, para que empresarios e incluso fondos del extranjero fluyan hacia la Fesfut, y que así se pueda generar cambios. Gente capaz, con estudio en administración deportiva.
Quiten los candados en la asamblea, que sea punto de agenda. Ya basta de ruedas de caballitos. Abran las puertas.