Que Alianza es, por mucho, el mejor equipo de El Salvador, no hay ninguna discusión. Que está en una racha histórica que alimenta partido a partido, tampoco. Y que su plantel evidencia una diferencia abismal, por nombres y cantidad, al resto de los equipos en el país, tampoco merece mayor discusión. Méritos propios.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha vuelto a reflotar un término falaz, el “antialiancismo”. En realidad ese término es una farsa, a tal punto que solo lo utilizan los propios aficionados del Alianza para referirse a los hinchas de otros equipos y su forma de ver a los albos.
Haciendo memoria, el término cobró notoriedad hace unos años cuando Alejandro Curbelo, en ese entonces DT albo, dijo en el programa ‘Los Provocadores’: “El que es aliancista es aliancista y el que no es aliancista es antialiancista”.
El audio se multiplicó y después lo retomó el término Lisandro Pohl en aquella escandalosa conferencia de prensa contra Joel Aguilar Chicas.
Hoy, hasta el prestigioso periodista Claudio Martínez entra en una confusión y lo retoma en una columna del medio ‘LMF Magazine’, divertida pero irreal. Es cierto que los aficionados de otros equipos critican al Alianza pero es por la coyuntura.
El antialiancismo no existe. Lo mismo sería si el ganador de estos tiempos fuera FAS o Águila en vez del Alianza. ¿Estaríamos hablando de “antifasismo” o “antiaguilismo”?. Probablemente. Aunque también sería una mentira.