Entre las siete maravillas del mundo antiguo se encuentra la Gran Pirámide de Guiza. Ordenada a construir hace más de cuatro mil años por el faraón Keops y llevada a cabo por el arquitecto Hemiunu. Presentó muchas dificultades y sacrificios para su levantamiento y demoró décadas en que la terminaran. Al parecer, a los egipcios no les gustan las cosas fáciles, pero les encanta esforzarse y no se dan por vencidos.
Cuatro mil años después, Egipto vuelve a vislumbrar un nuevo faraón como Keops. Nacido en Basyoun, Gharbia, con tan solo 25 años, Mohamed Salah tiene a toda una nación a sus pies: la nación del fútbol. En el último año, el delantero del Liverpool se ha colocado en la mira y en la cima del deporte europeo. Ha puesto a soñar a Egipto con la clasificación al mundial luego de 28 años sin asistir a la gran cita. Tiene al Liverpool clasificado a la final de la UEFA Champions League y fue declarado el Mejor Jugador de la Premier League 2018.
Liverpool se está comenzando a erigir como una nueva maravilla del fútbol moderno. Como una nueva Pirámide de Guiza. Tiene a su faraón, Mohamed Salah, y a su arquitecto, Jürgen Klopp. Llevan 10 meses trabajando juntos y están a un par de pasos de terminar esta pirámide con domicilio en Merseyside. Una con estilo gegenpressing (estilo de fútbol con presión alta y selectiva).
Salah brilló ante la Roma.
Tan solo 42 millones de euros le costó a Klopp incorporar, de la Roma al Liverpool, en sus planos a Mohamed. Nunca nadie imaginó que “el faraón” valdría más goles que millones. El egipcio lleva actualmente 43 dianas, siendo el máximo goleador en Europa y le restan cuatro para quitarle el título a Ian Rush y convertirse en el máximo goleador en una temporada para el Liverpool.
Se ha colado entre los máximos goleadores, Cristiano (42) y Messi (40). Supera al luso por un gol y a Messi por tres. Todo este esfuerzo está posicionando a Salah como un fuerte candidato a la terna por el Balón de Oro y la verdad no sería sorpresa encontrarlo en la misma. En la presente campaña ha sido de los jugadores más constantes a nivel europeo. Al final, es ahí, en la cima de la pirámide, donde un faraón debe estar.