SANTA TECLA. Una hora faltaba para el partido, pero los aficionados albos ya estaban en los alrededores del estadio Las Delicias. No importaba que lloviera a mares, se refugiaban en los techos de las casas aledañas, en los de las tiendas, bajo el paso a desnivel cercano o en la gasolinera mientras se echaban sus respectivas heladas.
Puede más el amor y jugaban, además, contra el rival que en los últimos meses más lo ha vencido, ese que le ganó en Copa El Salvador y lo dejó sin final en ese torneo, y el que le había derrotado e nlas dos anteriores finales antes de que Alianza los aplastara en la última en el torneo Apertura.
Ese rival que juega muy bien, como ellos, y que marchaba segundo en la tabla hasta antes de esta fecha. Ese contra el que se esperaun partido bonito, no ya contra Águila, Firpo o FAS (en ese el morbo, por no decir odio, mueve más). Este era de fútbol. Y, aunque no pararon de alentar, les tocó sufrir una derrota.
