Por casi 13 años, la natación ha funcionado con un sistema mixto. Por un lado, están las instalaciones que maneja la federación, y por otro, el que controlan los clubes privados. Estos últimos han generado atletas a la primera en más de una ocasión, y también se han lucrado del ejercicio, al cobrar, naturalmente, por los servicios que prestan.
El tema pasa porque para el servicio que prestan utilizan los espacios que todos los salvadoreños han contribuido a construir con impuestos, llámese El Polvorín e instalaciones del “Mágico” González.
El 25 de mayo pasado, el presidente del Instituto Nacional de los Deportes (INDES), Jorge Quezada, notificó a los clubes que operan en el estadio que a partir del 1 de junio ya no podrían seguir ahí, a raíz de la implementación del nuevo programa.
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